En la actualidad, los expertos destacan la importancia del desarrollo de habilidades directivas, interpersonales y grupales como condición para obtener resultados y ejecuciones exitosas en las organizaciones, ya que definitivamente repercute en la rentabilidad y permanencia de las empresas.
Las habilidades directivas son un conjunto de habilidades que determinan la manera en la cual interactuamos con otras personas. Por ejemplo, una comunicación efectiva, resolución de conflictos, liderazgo, negociación y gestión del tiempo.


Las habilidades directivas tienen cada vez más importancia

en el mundo laboral y como consecuencia en el desarrollo profesional de las personas. Pues, son actualmente factores diferenciadores aplicables en cualquier sector y puesto. Existen algunos afortunados que desarrollan las habilidades directivas de manera inherente, sin embargo en general es necesario un trabajo personal para llegar a desarrollarlas.
El proceso de aprendizaje de habilidades directivas no es igual al de habilidades técnicas. En el caso de las habilidades directivas no es suficiente con aprender contenidos teóricos de un libro, más bien, tienen que ser desarrolladas por medio de su puesta en práctica.


Por ejemplo, una persona interesada en mejorar sus habilidades comunicativas puede leer libros, ver vídeos o asistir a diferentes seminarios para aprender las técnicas y consejos de una buena comunicación. Sin embargo, antes o después esta persona tendrá que practicar lo aprendido para que la habilidad sea desarrollada.


Durante todo este proceso se desarrollan tres fases:

  • Apertura para aprender: No todas las organizaciones y no todos sus miembros se muestran dispuestos a seguir obteniendo nuevos conocimientos, por lo que la dirección de la empresa debe transmitir seguridad a todo el personal, reconociendo que deben mejorar y que para ello será necesario informar, apoyar al personal, no mostrar resistencia y hacer extensiva esta actitud a todos.
  • Reto motivacional: En esta fase se consideran el apoyo por parte del personal, la disposición para aprender y aceptar el cambio, la motivación que tenga el dirigente, la retroalimentación y, en general, todos los estímulos que otorgue la alta dirección.
  • Apoyo: Se incluye toda la ayuda y las decisiones que se tomen para alcanzar los objetivos por parte de la dirección de la compañía, puesto que ésta descansa en pilares estructurales y funcionales como la comunicación, delegación, participación y compromiso.


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